Desde los inicios del póquer, la cuestión de si es un deporte ha sido muy discutida. La gente que no sabe nada sobre el póquer respondería con seguridad que el póquer no es un deporte, ya que sólo es un tipo de “juego”. Sin embargo, los jugadores profesionales podrían argumentar lo contrario. El póquer profesional tiene una pronunciada curva de aprendizaje, una fuerte relación con las matemáticas y los faroles, y un pequeño papel para el azar. Los jugadores de póquer no sólo dedican muchas horas al juego, sino también a la preparación y la práctica. En conclusión, los largos torneos de póquer pueden ser física y psicológicamente agotadores.
Cada día aumenta la popularidad de los eventos internacionales de póquer. Este procedimiento ha alcanzado un nuevo nivel gracias a Internet. En ocasiones, el póker puede incluso denominarse un deporte electrónico. Estos concursos pueden durar no sólo horas, sino días, y pueden ser excesivamente difíciles para los participantes no preparados. Además, hay que tener en cuenta que hay otros deportes legítimos en los que el azar juega un papel considerablemente mayor que el talento. Además, la victoria en un torneo profesional es imposible sin una sólida base teórica que exige días de estudio. La mayoría de los jugadores de póquer poseen el mismo nivel de compromiso que los deportistas profesionales. El póquer no es un juego de azar, sino de conocimiento, fervor y habilidad. Aunque no esté reconocido legalmente como un deporte, tiene todas las cualidades de uno.